Volver a emezar

Y de eso se trata.
En esta carrera de obstáculos que llamamos vida, me propongo superarme.
De ilusión también se vive

cura de humildad

Hace mucho, mucho tiempo, cuando era joven e impresionable y creía en un mundo mejor me imaginaba a mí mismo, en un futuro lejano, a mi edad actual.
Hoy, vertiginosamente ya ha llegado ese futuro, que se ha transfigurado en presente. No sé si estoy completamente satisfecho de lo que me encuentro. Es verdad que existen ciertas semejanzas, pero hay muchas, muchas diferencias, que no me hacen sentir muy bien.

Esperaba ser razonablemente más rico, con vivienda completa en propiedad, más viajado, más atractivo, mejor dotado, más culto e interesante y multitud de detalles de todo orden y magnitud...

Aún así, dejando a un lado lo material fantaseaba con una persona firme, segura, fuerte de valores probados y eternos. Y resulta que me miro a ese espejo de recuerdos y me encuentro... conmigo. Un tipo al que la madurez lo único positivo que le ha deparado es el fin de los granos, sustituidos por un mar de dudas o problemas, un ser repleto de buenos principios pero malos finales. Un pequeño desastre.
La conclusión es que me encuentro en un lugar donde no esperaba hallarme. En cualquier caso, esto no es más que corroborar una realidad, una cura de humildad necesaria y pertinente para ponerse de nuevo en marcha hacia el reiterado horizonte de la construcción del tipo que espero llegar a ser.