Ayer teníamos una cena-compromiso laboral en el centro de Madrid. Previendo que quizás podría tomar alguna cerveza, decidí no coger la motillo. Completo acierto. Cayeron unas cuantas... Y también ha caído un dolor de cabeza el día después que parezco Zeus dando a luz a Atenea.
Boca pastosa, con sabor a ceniza. Voz grave. Casi sin dormir. Las ojeras se desparraman. Irse de copas es como hacer deporte. Se debe forzar al cuerpo para que no se acomode. Hay que darlo todo. Siempre se puede más. Bueno, no siempre. Hoy no. Estoy jurando que no lo volveré a hacer. Me miento. Lo sé. Como tengo memoria de pez se me olvidará y no me sentiré demasiado culpable.
Al final acabamos los últimos de Filipinas en la sala Sol. Llena. Me pregunto a qué se dedica toda aquella gente para poder estar allí a unas horas tan indecentes. Ya, ya lo sé. Es de primera derivada. Lo mismo que yo. Respuesta: Nooooooooo. Demasiado estupendos, modernos y cools todos y todas. De hecho pregunté a varios: uno era saxofonista argentino (y vivía de ello) otro, trabajaba en un centro de menores. Otro estaba tan borracho que sólo acertó a decirme que estudiante...
Cuando me he despertado casi tengo que llamar a los bomberos para que me separaran de la almohada, pero ha imperado es estricto sentido del deber.
No lo vuelvo a hacer. Yo ya no estoy para estas cosas...
Boca pastosa, con sabor a ceniza. Voz grave. Casi sin dormir. Las ojeras se desparraman. Irse de copas es como hacer deporte. Se debe forzar al cuerpo para que no se acomode. Hay que darlo todo. Siempre se puede más. Bueno, no siempre. Hoy no. Estoy jurando que no lo volveré a hacer. Me miento. Lo sé. Como tengo memoria de pez se me olvidará y no me sentiré demasiado culpable.
Al final acabamos los últimos de Filipinas en la sala Sol. Llena. Me pregunto a qué se dedica toda aquella gente para poder estar allí a unas horas tan indecentes. Ya, ya lo sé. Es de primera derivada. Lo mismo que yo. Respuesta: Nooooooooo. Demasiado estupendos, modernos y cools todos y todas. De hecho pregunté a varios: uno era saxofonista argentino (y vivía de ello) otro, trabajaba en un centro de menores. Otro estaba tan borracho que sólo acertó a decirme que estudiante...
Cuando me he despertado casi tengo que llamar a los bomberos para que me separaran de la almohada, pero ha imperado es estricto sentido del deber.
No lo vuelvo a hacer. Yo ya no estoy para estas cosas...