jueves, 15 de noviembre de 2007

Sillas cambiadas



Mi amigo, Fen, que es mi amigo desde hace no mucho tiempo, asegura que en la mayoría de las reuniones de trabajo a las que asiste todos tienen las sillas cambiadas. Y puede que algo de razón no le falte...

Resulta que en éste país, antes llamado España, gracias a la sociedad de la información, todos estamos al cabo de la calle de todo o casi todo. Por supuesto sin leer nada o casi nada. Tan sólo los acreditados medios –nada amarillistas- del qué, 20 minutos y similares. Así que, sin el menor empacho podemos hablar, en términos de experto, no sólo de alineaciones de fútbol, sino de la política inmobiliaria, bolsa e incluso política internacional -¿te quieres callar ya?-

A mí no sólo me da igual, sino que me parece bien; hasta que en un momento dado oyes, lees o asistes a debates de supuestos expertos comentaristas, o periodistas de reconocido prestigio que opinan de asuntos que a ti te conciernen. Puede ser medicina, arquitectura o ingeniería -táchese lo que proceda- de un modo tan burdo, soez y somero que produce náuseas. En muchos casos, generan opinión, con lo que alcanzas a ver el grosero error en el que puedes incurrir cuando te informas de asuntos que no te son propios a través de medios no especializados...
En otra escala, es divertido ver cómo todos tenemos muy claro qué tienen que hacer los políticos, futbolistas, dependientes, y todos los que se sientan al otro lado de nuestra mesa de trabajo. A la otra persona le ocurre lo mismo, con lo que si nos cambiásemos el puesto, sería todo mucho más eficaz. Sin embargo no consentimos, que los inexpertos interfieran en nuestro trabajo de profesionales... y por supuesto no soportamos que duden de nuestra tolerancia o de nuestra falta de criterio en cualquier asunto sobre el que se nos ocurra opinar... Con lo listos –y modestos- que somos todos, no sé cómo no estamos de directores de generales de Nestlé.

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