Últimamente ando algo perdido. Nada dramático. Conflictos entre razón y deseo. Esto se traduce a los diversos ámbitos de mi vida diaria. Incluso el rincón de ecgeson. Sirva éste párrafo de justificación (innecesaria por otra parte) para las siguientes líneas.
Hay algunos edificios proyectados por maestros de la arquitectura que no pretenden ser ni mostrar más de lo que son. Debido al contexto circundante, renuncian a un protagonismo en pro del lugar y entorno. Éste sacrificio de la notoriedad los reconvierte en ejemplos arquitectónicos, más por lo su renuncia y sencillez que por lo que ostentan. Éste es su mérito: saber callar.
Admiro cada vez más a las pocas personas que transmiten calma y sosiego en su comportamientos y palabras. Capaces de pronunciar las frases adecuadas, con un poso de prudencia. Sin intentar ser (aunque lo sean) ni explicitar (aunque puedan) toda su valía.
A veces nos(me) puede esa ostentación de nuestras habilidades, la intentamos mostrar, aunque no venga a cuento. Nuestra(mi) arrogancia, el deseo de mostrar nuestra impronta, nos (me) lleva a desplegar un exceso de medios que desbaratan el propósito perseguido. Precisamente esa búsqueda de mostrar las excelencias, lleva implícito que no lo son. Como me dijeron el viernes, “el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”.A veces la sencillez, el silencio y la simplicidad son la solución más difícil de obtener y la más necesaria.
Por eso, en un post cualquiera, como podía ser éste, no me complico mucho; no hay que pretender hacer literatura, sólo escribir lo que te apetece.
Hay algunos edificios proyectados por maestros de la arquitectura que no pretenden ser ni mostrar más de lo que son. Debido al contexto circundante, renuncian a un protagonismo en pro del lugar y entorno. Éste sacrificio de la notoriedad los reconvierte en ejemplos arquitectónicos, más por lo su renuncia y sencillez que por lo que ostentan. Éste es su mérito: saber callar.
Admiro cada vez más a las pocas personas que transmiten calma y sosiego en su comportamientos y palabras. Capaces de pronunciar las frases adecuadas, con un poso de prudencia. Sin intentar ser (aunque lo sean) ni explicitar (aunque puedan) toda su valía.
A veces nos(me) puede esa ostentación de nuestras habilidades, la intentamos mostrar, aunque no venga a cuento. Nuestra(mi) arrogancia, el deseo de mostrar nuestra impronta, nos (me) lleva a desplegar un exceso de medios que desbaratan el propósito perseguido. Precisamente esa búsqueda de mostrar las excelencias, lleva implícito que no lo son. Como me dijeron el viernes, “el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”.A veces la sencillez, el silencio y la simplicidad son la solución más difícil de obtener y la más necesaria.
Por eso, en un post cualquiera, como podía ser éste, no me complico mucho; no hay que pretender hacer literatura, sólo escribir lo que te apetece.
4 comentarios:
Lei en un libro de marketing que quien necesita anunciarse, es porque no tiene un producto competente. Hoy en día hay quien se anuncia por otros muchos motivos, pero al final es la gente la que compra lo que quiere. A veces los edificios sencillos, que no quieren quitar protagonismo, son tan detestados como los que pretenden lo contrario. Usted haga lo que le salga, querido, que las audiencias somos así de imprevisibles. Besissss
La verdad que leí de casualidad la entrada, y no me pareció nada, nada mal.
Saludos.
Alabamos la sencillez, pero cuando hacen una observación a nuestra ostentación, indicamos la necesidad de utilizar las palabras.
¡¡Qué graciosa tu oda a la sencillez!!
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