un martes de febrero...

Anoche -una vez más- tenía el encomiable propósito de levantarme una hora antes para hacer ejercicio. (Hay que cumplir objetivos, ya se sabe. Es mi parte judeo-cristiana-castrante-con complejo de culpa.) Increíblemente hoy me he levantado antes. No por el despertador, sino por una pesadilla. Un extorsionador me presionaba para que le diera pasta o quemaba mi casa. Lo divertido es que iba a quemar una casa que no era mía. Así que me entraba la risa ; el tipo no lo entendía y entonces me amenazaba físicamente. Ahí me desperté. Quiero señalar -para no asustar a desconocidos- que habitualmente no tengo este tipo de sueños o al menos no lo recuerdo.

Bueno, pues al final lo he conseguido. He estado corriendo un ratillo mientras con la radio me he puesto al día de un sinfín de despropósitos políticos, económicos y judiciales... He intentado alejar de mí los pensamientos sombríos que me acechaban a cerca de la viabilidad de la empresa que aún -espero- me paga. Aún así la ducha y el segundo café me han puesto de buen humor.

Lamentablemente mi aspecto ha empeorado. Ayer me quedé viendo un capítulo de una serie nueva para mí: Lie to Me . Un tipo, el doctor Car Lightman, tiene la cualidad de ser un detector de mentiras andante, reconoce cada gesto, cada movimiento para saber cuando una persona miente, ya que estadísticamente, una persona miente tres veces por cada diez minutos de conversación. Interesante lo del lenguaje corporal... El caso es que tengo unas ojeras o y una mala cara en general que espanta...