Un sello imborrable...

Cantar de los cantares 8:6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte, el amor;


Hay personas que aparecen en tu vida y la marcan a fuego como un sello indeleble. Una señal que te acompaña aún cuando ya no están junto a ti. No somos esas personas, pero sí somos como somos gracias a ellas.

Los sentimientos fluyen como las aguas. La razón las canaliza, las articula y consigue que sean beneficiosos para nuestra vida. Un tremendo cauce, una gran obra de ingeniería, carece de sentido si no existe agua pura qué transportar. Un flujo de agua descontrolada sólo puede producir percances. Como siempre la armonía, el equilibrio es lo que hace a una persona feliz y admirable.

Habitualmente soy un buen ingeniero. Sin embargo hay días inciertos, en los que frente algunas personas, la presa se rompe, las estructuras colapsan y el silencio inunda mis labios. Mis ojos, por dentro, cataratas retenidas que desbordan el pecho.
Uno de mis pensamientos estúpidos, pero emotivos es el siguiente: desearía que Dios existiera para que dentro de muchos, muchísimos años, cuando muera, algunas personas, las que son especiales para mí, pudieran ver/comprender/creer todo lo que he sentido por ellas sin tener que explicarlo con palabras de hormigón y sonrisas de acero. Poder fundirnos en un mar sin miedo a desbordarse, en un océano pacífico.