lunes, 11 de febrero de 2008

Círculos y cuadrados

Hay días en los que te sientes un círculo rodeado de cuadrados. No encajas con nada, ni con nadie. Y no es que algo exclusivo y determinante haya ocurrido. Simplemente, después de muchas gotas procedentes de los asuntos más dispares colman el vaso y comienza a derramarse. Y te das cuenta de que algo te pasa, aunque no sabes muy bien qué es lo que se agita por dentro...

Conozco un tipo de mentalidad prusiana, racional y empecinado. Sin embargo tras esa fachada cartesiana tengo la sensación de que se perfila un sentimental. Mucho más de lo que está dispuesto a reconocer, (o más bien a que le reconozcan). En cualquier caso hace poco tuvo un ataque de tristeza. Fue curioso. Primero temas de conversación triviales, muecas por sonrisas. Después más silencioso de lo habitual. Y no es que no hablara pero lo hacía por dentro. Al final un muro que no resiste y que es desbordado por una suma de preocupaciones que ni siquiera se han materializado.

En la vida hay momentos en los que estamos solos. No es ni bueno ni malo. Es así. Afortunadamente, hay otras ocasiones en los que el simple hecho de que eres importante para alguien, te sienta bien, te motiva y hace que salgas del fango en el que estabas medio atrapado. Hay personas, que tienen la paciencia de aguantarte (aunque haya momentos en los que les apetezca estar en otro lado) , descubrirte y soportar que les conozcas. No te piden ni exigen nada. No hay que demostrar prodigios complicados. Sólo te aceptan y te quieren. A pesar de tus recovecos y espirales interiores. Alguno no acepta ni un perdón ni un gracias. Ellos están contigo para lo que tú desees. Como la sangre acude a la herida.

Este febrero está un poco loco. Hace un tiempo primaveral. Ayer sin ir más lejos, el día invitaba a vivir y disfrutar. Es posible que haya contribuido a que el tipo del que os he hablado ha recuperado su temperamento habitual. Sin embargo tengo la sensación de que fue la presencia en la ausencia de sus amigos lo que le impulsó a salir del charco de la tristeza. De lo que estoy convencido es del sincero agradecimiento –más de lo que creen e incluso de lo que está dispuesto a confesar- que profesa a sus amigos. Y es que hay más círculos de los que parece...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encataria conocerte realmente y ser uno de tus amigos.

Son momentos, y la vida esta llena de momentos, a veces buenos, a veces malos. No hay más.

Anónimo dijo...

Siempre se adelanta.

Casi...casi....casi caé la lágrimita...pero no.

Es un placer ser amigo tuyo, ahora y siempre